A veces creemos que el amor es suficiente para que una relación se desarrolle, pero el amor tiene muchas maneras de verse y muchos aspectos a través de los que se expresa que muchas veces están ocultos a nuestra conciencia.
El contacto con la necesidad, el respeto, la comunicación y la motivación de realización establecidas con uno mismo y con el otro son aspectos básicos del amor. Y la cooperación es el movimiento a través del cual buscamos acceder a fines más elevados.
A medida que uno madura cronológica y emocionalmente, busca un “alimento” diferente para nutrir sus nuevos deseos y así llegar a sentirse pleno.
Esto puede crear conflicto en la relación y terminar por alejarse, algo que quienes nos especializamos en el tema vemos muy a menudo.
Los conflictos que surgen suelen ser consecuencia de que para reunir energías en la misma dirección es necesario coordinarse, escucharse y ver al otro en sus necesidades, deseos y dificultades, en síntesis, en su singularidad. Y sólo es posible ver al otro en su singularidad si somos capaces de reconocer la nuestra.
El éxito de una relación dependerá en gran parte de la habilidad para tomar los deseos de cada uno en consideración de modo que no solo sus propias necesidades emocionales sean satisfechas sino también las de su compañero / a; y para tal fin una buena y efectiva comunicación es crucial.
Sin embargo esto no siempre sucede y cuando los miembros de la pareja comienzan a analizar su situación y se dan cuenta de que la misma ya no logra satisfacerlos, se plantean cual decisión deberían tomar: si quedarse o no.
Ciertamente es una decisión personal que no es para nada fácil. Y aquí a veces se piensa que porque nos queremos funcionara…
Tener la confianza en que la decisión de aceptar las verdaderas necesidades nos llevará a una satisfacción mayor es fundamental sin por ello negar el dolor de la frustración.
Ya que cuando la decisión es irse los sentimientos de fracaso que la ruptura de una relación trae consigo tiene un efecto directo sobre la autoestima de la persona (ya sea porque la autonomía le refuerza o porque toca su herida).
¿Qué hacemos nosotros para colaborar y mantener una situación de insatisfacción (conflicto)?
La pregunta es importante porque implica la toma de responsabilidad en la situación que estoy viviendo en la relación conmigo mismo/a y con el otro/a.
Considerando que no vamos a cambiar a los demás, es la pregunta que nos permitirá el cambio hacia donde sea necesario.
Puede que ataque o confunda al otro, que no me este dando espacio y me resienta o no le este dando espacio al otro, que me olvide de lo que necesito en pos de que así todo va bien y alimente una inmensa soledad propia y ajena y un montón de etcéteras que habrá que observar.
Para sortear las consecuencias temidas del conflicto hay que legitimar las partes, no enjuiciar y no tomar los desacuerdos como algo personal. Hablar desde las propias necesidades y sentimientos en lugar de atacar (por ejemplo: “Me siento molesto cuando gritas” en lugar de “eres una histérica y solo sabes gritar!” o “yo necesito compartir los sentimientos” en lugar de “tu no me das lo que quiero”, etc)
Darse cuenta de la propia vulnerabilidad nos abre el corazón y nos flexibiliza, nos permite comprender y tener un comportamiento menos limitante.
La naturaleza, conocedora de que el conflicto forma parte de la vida y que requiere ponernos al servicio de la colaboración, nos recuerda que nuestra sabiduría pasa por abrirnos a otras experiencias y dejar de esperar inútilmente que los otros tengan nuestras mismas prioridades.
Las respuestas a la situación de insatisfacción estarán directamente relacionadas con la conciencia y responsabilidad que se tenga sobre sí mismo y sus dinámicas de relación.
De todo esto es importante destacar la importancia de un trabajo constante que nos amplíe el conocimiento de nosotros mismos que nos permitirá encontrarnos más plenamente en las relaciones en las que queremos estar y disfrutar.
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