En el Enfoque Gestáltico los sueños son vistos como proyecciones de la personalidad del soñante; son partes de su experiencia que se encuentran enajenadas o no asimiladas y que se manifiestan en las imágenes oníricas como mensajes existenciales.
Los sueños, al igual que toda experiencia, deben ser experimentados en lugar de explicados. El soñar en sí mismo es un proceso pasivo; los sueños "nos ocurren" y por ello permanecen separados de nosotros, como algo ajeno, sin saber que nos quieren decir y sin utilizar su energía. Al experimentarse, utilizando las diversas técnicas gestálticas, el rol pasivo que juegan cambia de giro, y se convierten en algo "que hacemos", pudiendo asumir nuestra responsabilidad por ellos.
Con el trabajo de sueños en Gestalt se persigue el objetivo de la integración. Integración de las partes enajenadas y proyectadas. Y para ello las técnicas utilizadas son las mismas que se usan comúnmente en la terapia grupal o individual: traer el discurso al presente y al aquí; narrarlo en primera persona (es aconsejable que inicie el relato con la frase "esta es mi existencia" o "esta es mi vida" para facilitar la identificación con lo que se narra), inicialmente tal y como ocurrió, y luego, en un segundo relato, centrándose en los diversos elementos que van apareciendo. El sujeto debe "ser" cada cosa que figura en su sueño. Si sueña con un mar agitado, pues él mismo debe ser el mar, su agitación, los peces que contiene, las algas, la arena, el cielo que lo cubre, las nubes..., sentirse como tales, representarlos, de tal modo que al actuarlos pueda acceder a su mensaje, entenderlos, ver de qué manera se asocian con su vida, e incorporarlos al sí mismo.
Esta forma de trabajar lo sueños es heredada en Perls del Psicodrama de Moreno que ya escribe en Psicoterapia de grupo y psicodrama (1959): “En la esfera de los sueños el psicodrama ha realizado progresos decisivos mediante los métodos de acción y de interpretación de papeles”. El relato de un sueño es, como se sabe, una repetición incompleta y desfigurada del sueño original. Al hacer posible la representación del sueño por medio de métodos psicodramáticos, puede hacerse emerger a la luz las partes inconscientes más profundas. El soñador puede, después de haber representado su sueño, reconstruir su propia vivencia”. Hay que tener en cuenta, continúa Moreno, que: “El grado de integración depende de la intensidad de la conexión entre palabra, símbolo, comportamiento y acción”
Perls propone un diálogo con el rol del sueño, en el cual la persona se identifique con él y desde el mismo habla al grupo, vean sus instrucciones: "Me gustaría que cada uno representara el rol de su sueño, tal como 'yo vengo muy rara vez a ti y cuando lo hago, lo hago en pequeños fragmentos' o de cualquier modo que vivencien el sueño. Quiero que sean el sueño. Que inviertan el rol, de modo que sean el sueño, y le hablen a todo el grupo, como si fueran el sueño hablándole a ustedes mismos"
El terapeuta se limita, primero, a contener sus ímpetus interpretativos y a escuchar con atención lo que se dice y, luego, a invitar a la persona por el sueño haciendo que se detenga en las partes que, según su experiencia, pueden ser importantes, para que las vivencie; en lo que experimenta y, sobre todo, en lo que evita experimentar.
Mientras el psicoanálisis trabaja con asociaciones libres a partir de elementos aislados del sueño que luego interpreta, en esta modalidad terapéutica, según Perls, "cuando más nos abstengamos de hacer inferencias y de decirle al paciente lo que significan sus sueños y lo que significa lo que está sintiendo, más posibilidad habrá de que lo descubra por sí mismo sin atenderse a nuestros conceptos o proyecciones".
Fritz lo explica de esta manera:
“Si quieren trabajar por su cuenta, les sugiero entonces que escriban el sueño y hagan una lista de todos los detalles que aparecen en él. Tomen cada persona, cada cosa, cada estado de ánimo y luego trabajen sobre esto hasta convertirse en cada una de esas cosas. Hay que convertirse realmente en la cosa, sea lo que sea en el sueño conviértanse en ella.
Usen su magia. Transfórmense en el sapo feo, en la cosa muerta, en la cosa viva, el demonio, y detengan el pensar. Olviden su mente y despierten a sus sentidos. Cada trocito es parte de un puzzle, que entero formará un todo más grande – una personalidad más fuerte, más feliz, más completamente verdadera.
Enseguida tomen cada uno de esos objetos, caracteres y partes, permitiéndoles tener encuentros entre ellos. Escriban un guión. Al decir “escriban un guión” quiero decir, sostengan un dialogo entre las dos partes opuestas. Encontraran que siempre comienzan riñendo entre ellas – particularmente si se trata de los opuestos correctos. Todas las partes diferentes (cualquier parte del sueño es una parte de uno mismo) son una proyección de uno mismo y si hay lados inconscientes, contradictorios y si los utilizan para luchar entre ellos, tendrán entonces el eterno juego del conflicto, de la autotortura. A medida que avanza el proceso del encuentro hay aprendizaje mutuo hasta que llegamos a un entendimiento y una apreciación de las diferencias, y logramos la unidad e integración de las dos fuerzas opositoras. Entonces se habrá terminado la guerra civil y sus energías estarán listas para enfrentar las adversidades del mundo.
Incluso un trabajo pequeño significará la integración de algo. En principio uno podría lograr una cura completa – llamémosle cura o maduración- si se hiciera esto con cada cosa aislada que aparece en el sueño. Está todo ahí. Los sueños cambian en diversa forma; pero al comenzar así verán ustedes que tendrán más sueños, y el mensaje existencial se hará cada vez más claro.”
Finalmente, realizar un buen trabajo, es no interponer nuestras propias expectativas y deseos de descubrir "grandes asuntos" para sentirnos bien. Es necesario experimentar "sin empujar el río", sin forzar las cosas. De esta manera, es muy probable que logremos darnos cuenta de algo constructivo para nosotros y que facilitemos nuestro crecimiento.
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