La expresión en movimiento es una manera de pasar a través del espejo, un proceso, un desplazamiento, una transformación. El encuentro entre Apolo y Dionisio, el sentido y la forma. Cada uno danza su propia danza, lo hacemos a nuestro ritmo, pero el camino es la integración y la presencia de nuestro Ser renovado a cada momento. Cuando vivimos nuestra expresión concientemente, participamos activamente de la creación. La expresión conciente es recuperar nuestros huesos. “Todos iniciamos nuestra andadura como un saco de huesos perdidos en algún lugar del desierto, un esqueleto desmontado, oculto bajo la arena. Nuestra misión es recuperar las distintas piezas” [1] . Y para empezar, hay que empezar por el cuerpo. Bailar al ritmo del corazón significa bailar con la vida, bailar con la muerte y volver a bailar con la vida. ¿Qué ha ocurrido con la voz de mi alma? ¿Cuál es mi relación con mi instinto? ¿Cuándo fue la última vez que dance libremente? Si nuestro cuerpo danza, nuestros huesos...
Psicóloga (Col. Nº G - 4629)- Psicoterapeuta Humanista