Hace tiempo que este tema esta presente en mi vida. Ya sea porque mi hija ha transitado por esta etapa, porque trabajando con niños ha surgido el tema o porque otras personas han compartido esta misma inquietud.
En mi experiencia observo cada día la tendencia a que nuestros hijos crean lo mismo que nosotros. Les contamos como es para nosotros la muerte, si Dios existe o no y otros temas que pertenecen a la esfera del Misterio, lo Trascendente o lo Existencial.
Muchas creencias son producto de una experiencia existencial o simple repetición de ideas por asociación o rebeldía con quienes nos las han compartido. Sea de donde provengan nuestras ideas, son NUESTRAS. Y esto es el punto de foco a donde me he centrado. Mis ideas son mías. Vengan de una experiencia trascendente de meditación, una experiencia de conciencia, porque no creo en nada o por que sí.
Lo que es importante destacar es que no sabemos lo que piensan los niños de todo esto
Nos anticipamos a transmitir nuestras vivencias y dejamos poco espacio para descubrir la vivencia del otro. Les damos una respuesta. Así evitamos la angustia de no saber que decir.
Les contamos NUESTRA HISTORIA y evitamos que vaya construyendo su propio universo, basado en las vivencias que tiene hasta ahora, que muchas de ellas son para nosotros también un misterio.
Que si Dios existe o no, si es una leyenda urbana para que las personas sean buenas o es Amor, que si nos vamos al cielo o nos comen los gusanos, que si la energía nunca muere y todo se transforma, que si…, que si…, que si…
Sin escuchar lo que el niño tiene para decir, quedamos ignorantes de cómo es el mundo para él, de cómo vive la muerte, qué le pasa a él/ella cuando se encuentra con diferentes situaciones vitales.
Nuestra conciencia en muy limitada y depende de las experiencias. Intentando transmitirle al otro lo mío, le transmito un límite personal que no le da espacio a lo suyo.
Si me doy permiso para responder: “No sé… ¿Tú que crees?”. Le doy espacio al otro y podré escuchar qué le pasa, reconocer otro punto de vista, y descubrir si le angustia o no, a lo que le teme y ver qué necesita ahora… así, acompañarle sin volverlo una maquina vacía de repetición (ya que los niños repiten sin sentido por el solo hecho de agradar o rebelarse frente a las personas representativas para él), sino una persona que en ese mismo acto se esta sintiendo escuchada, acompañada y respetada sin necesidad de ninguna explicación…
Hagamos la prueba, solo basta decir: “No sé… ¿Tú que crees?”.
Y luego de esto pueden surgir muchos sentimientos: principalmente miedo a la soledad, a la propia o a la ajena. Ya que muchos sienten que sostienen a otros de la familia.
Una vez que sabemos lo que le pasa al niño sí que podemos dar una respuesta en base a lo que esta necesitando.
Si toca con el sentimiento de soledad, lo importante es acompañar y rescatar que nadie queda solo... que hay mucha gente que se queda en este mundo a quienes nos podemos acercar (familiares, amigos) y que tambien hay mucha gente que "se ha ido" (tambien familiares y amigos). El contacto con la soledad siempre es doloroso cuando se vive como pérdida, eso será inevitable que lo sienta, y nuestra unica manera de ayudar es acompañandolo con nuestra presencia, así el dolor se lleva en paz.
Comentarios
Publicar un comentario