Si no hemos sido suficientemente amados ni nutridos por nuestra madre…creceremos con la esperanza permanente de que alguien nos alimente emocionalmente.
A medida que vamos encarando relaciones personales durante la juventud o adultez, funcionarán siempre y cuando el otro satisfaga nuestras necesidades infantiles no satisfechas en el pasado, valga la redundancia. Por ejemplo, me enamoré de Fulano porque me daba seguridad, o porque era alegre y me lo pasaba bien. Me gustó Mengana porque yo era lo más importante en su vida.
Esta ilusión, basada en que el otro se va a convertir en una Madre Dadora, suele ser el pulso básico en la mayoría de las relaciones afectivas. ¿Por qué? Porque todos nosotros provenimos de lamentables infancias de carencias diversas.
¿Cómo lo sabemos?
Evoquemos nuestras infancias. Es muy probable que recordemos con lujo de detalles los anhelos de mamá, las preocupaciones de mamá, las quejas de mamá, los sueños inalcanzables de mamá. ¿qué recordamos de nosotros mismos? Casi nada. O aquello que mamá ha dicho respecto a nuestras conductas. Si mamá sufría, si mamá no tenía plata, si papá le pegaba, si a mamá la engañaban, si a mamá la habían criado las monjas, si la abuela paterna era una bruja, si papá no la dejaba trabajar; o bien, si mamá tenía que trabajar mucho, si nunca tenía tiempo para nosotros, si se sacrificaba, si viajaba, si su vida era muy dura, si había tenido un aborto, si sufría depresiones, si estaba enferma….quedaba establecido que nosotros teníamos que apoyarla.
¿Cuál era el problema? Que hemos crecido en un ámbito en el cual no pudimos desplegar nuestros propios deseos, porque los de mamá inundaron todo el espacio disponible.
Estamos hablando de abuso emocional materno. El abuso materno suele ser invisible y confuso. Es preciso reconocer si hemos sido succionados por nuestra madre, para comprender los niveles de desvitalización, sometimiento, falta de vocación o distancia respecto a nuestras potencialidades. Y para registrar la dimensión de nuestro hambre emocional y saber si estamos devorando a un otro.
Extraído y modificado de Laura Gutman
Bos días!!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Vero por este artículo!!
Ultimamente, ando un poco "revuelta", por una cuestión bastante dolorosa (y para mí, a la vez muy inquietante), con mi pareja... o ex pareja... que ya no sé muy bien cómo andamos...
Es curioso y realmente cierto, lo que plantea L.Gutman. Pero no es exactamente riguroso.
Es decir, que no cabe la posibilidad de que cada uno no busque en el otro las carencias sinó la gran potencialidad del amor sin restricciones???... o lo que es lo mismo, el amor, en si es "vivir en el amor"...
Todo lo que se ve desde "fuera", da lugar a teorías, teorías y teorias......
En fin... me he detenido aquí, a pesar de que tu blog me parece de lo más interesante!!!
Muchísimas gracias!!
Biquiños atlánticamente agarimosos!!