Durante todos estos años de
estudio y experiencia voy indagando sobre la capacidad de amar de las personas
y la relación con la salud, entendiendo a la salud no como el estado de no
enfermedad, sino, como el desarrollo del pleno potencial.
El problema de perspectiva en la
búsqueda del amor es que se ha dirigido siempre hacia el ser amado, en lugar de hacia amar,
hacia la propia capacidad de amar. Una de las tareas mas arduas y necesarias en
la historia humana.
Eric Fromm en su libro “El arte
de amar” nos explica claramente el porqué el amor es lo que salva al ser humano
de su locura:
“El hombre está dotado de razón, es vida conciente de sí misma; tiene
conciencia de sí mismo, de sus semejantes, de su pasado y de las posibilidades
de futuro.
Esta conciencia de sí mismo como
entidad separada, la conciencia de su breve lapso por la vida, del hecho de que
nace sin que intervenga su voluntad, de que morirá antes de los que ama, o
estos antes que él, la conciencia de
su soledad y su separatividad, de su desvalidez frente a las fuerzas de
la naturaleza…, todo ello hace de su existencia separada y desunida una
insoportable prisión. Se volvería loco si no pudiese liberarse de su prisión y
extender la mano para unirse en una u otra forma con los otros.
Esta vivencia de separatividad es el origen de toda angustia. Estar
separado es estar aislado, estar desvalido, ser incapaz de aferrar el mundo
activamente, significa que el mundo puede invadirme sin que yo pueda reaccionar
(y por ello me defenderé de alguna manera: miedo, vergüenza, culpa, hostilidad…)
La necesidad mas profunda del ser humano es, entonces, la necesidad de
superar su separatividad, de abandonar la prisión de su soledad. El fracaso
absoluto en el logro de esta superación significa la locura (el aislamiento
extremo)”
Ahora bien, esta búsqueda de
superación de la soledad tiene varias salidas y algunas de ellas son
engañosas. La respuesta depende, en
cierta medida, del grado de individuación alcanzado por la persona.
Una dificultad es la de
posicionarse de manera pasiva: buscar “ser amado”, ya que uno intenta
convertirse en lo que no es con el objetivo de conseguirlo
Otro error perceptivo es creer
que lo que sentimos al conocer a alguien y “enamorarnos” esta relacionado con
el amor cuando si uno indaga mas profundamente encuentra que esta mas
relacionado con la intensidad de la soledad anterior a ese encuentro.
Algunas soluciones neuróticas
(intentos desesperados de escapar de la angustia) son:
- Adicciones (drogas, sexo, alcohol, etc)
- Conformidad: “si me adapto a las costumbres (ropa, ideas, patrón del grupo, costumbres) y entro en la rutina social, estoy salvado de mi soledad”
La respuesta saludable para salir
de la angustia es el Amor, pero aquí es necesario detenerse a reflexionar
porque no estamos hablando de un amor inmaduro basado en la simbiosis, sino al
Amor como respuesta a la existencia.
El amor inmaduro o falso amor esta basado en la unión simbiótica.
Esta unión es necesaria en la primera fase de la vida. Es un patrón biológico
de la madre con su bebé en gestación y extero gestación. Son dos y sin embargo
son uno. Viven juntos, se necesitan mutuamente y uno alimenta al otro.
El amor inmaduro tiene pautas de relación pasivas (masoquitas) o activas de sumisión (dominantes) :
La persona pasiva (masoquista) escapa del intolerable sentimiento
de aislamiento y separatividad convirtiéndose en una parte de la otra persona.
No tiene que tomar decisiones, ni correr riesgos, nunca está sola, pero no es
independiente, carece de integridad, no ha nacido aún totalmente. La relación
sumisa puede estar mezclada con deseo físico (falso amor sexual) o una sumisión
al destino, enfermedad, algún objeto o sustancia a la que se hace adicto. Es
importante no confundir pasividad con no hacer nada, porque hay personas
sumisas que están totalmente sometidas a la acción, son esclavos de la acción,
no quienes la realizan. En todos los
casos renuncia a su integridad… así no necesita resolver el problema de su
existencia.
La forma activa de la fusión simbiótica o falso amor es la dominación.
Sin embargo, tanto el sumiso como el dominante no pueden vivir uno sin el otro.
Por ello, las diferencias son cuestiones de forma.
A diferencia de la unión simbiótica, el amor maduro significa la unión
a condición de preservar la propia integridad, la propia individualidad. El
amor es un poder activo en el ser humano.
El amor es una actividad, no un
afecto pasivo, es un “estar” continuado, es la práctica de un poder humano, que
sólo puede realizarse en la libertad y jamás como resultado de una compulsión.
Y para llegar allí, el camino de
la libertad es el camino del autoapoyo, camino que como puente tiene el vacío y
la angustia y que al cruzarlo la experiencia de plenitud nos libera y nos
completa en si misma, posibilitando la trascendencia y la verdadera relación
con los otros.
En el acto de Amar desde la
integridad y la libertad uno se realiza, se une, entra en contacto (deja de
sentirse solo y separado), se trasciende, se SANA. Y las puertas de la prisión…
siempre están abiertas. De ti depende.
excelente artículo!
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