Aqui comparto un artículo de Suzanne Moore publicado en el diario.es el 29 de Diciembre de 2018... Un artículo que nos invita a reflexionar sobre la necesidad, cada día mas urgente, de que cada uno se tome tiempo para el trabajo sobre sí mismo...
"Si hay algo seguro, es que yo no
soy marxista”. Me encanta que Karl Marx haya dicho eso. Me encanta que
fuera autodidacta. Me encanta la poesía del Manifiesto Comunista.
Me encanta que fuera un visionario, un profeta de lo que hoy llamamos
globalización. Me encanta que entendiera que no existe esfera alguna en
nuestra vida, sea pública o privada, que no esté afectada por el capital
y que no haya en él transigencia alguna. Marx es el gran pensador de
nuestro tiempo, pero en los últimos años he cambiado de opinión respecto
de si es el más importante.
Si quiero leer la obra
de alguien que realmente explique lo que está sucediendo ahora, alguien
que sea inquietante y realmente radical, recurro a Sigmund Freud.
En su obra encuentro explicaciones a cosas que preferiría no saber pero
que reconozco a mi alrededor. No he abandonado a Karl, pero Sigmund me
parece el hombre del momento, el pensador que ha dado en el clavo sobre
cómo nos vemos a nosotros mismos. Uno no lee a Freud para encontrar
consuelo, pero si lo que buscas es algo profundo e impactante, es el
mejor.
Leer a Freud es comenzar a entender cómo se gestó la
concepción de qué es ser una persona moderna. La modernidad, si es que
significa algo, supone cierta comprensión del proceso por el que nos
convertimos en las personas que somos: con la auto-reflexión. Para Marx,
la reflexión lleva inevitablemente a relaciones de clase antagonistas.
Pero para la izquierda, la clase trabajadora es una decepción continua
por su incapacidad de reconocerse como clase, o por su incapacidad de
hacer lo que se le pide. Últimamente se nos dice que esto es culpa de
los medios de comunicación, la BBC y los políticos de centro, pero en
realidad es un fenómeno global. Freud comprendía que el deseo de
responder a una autoridad es parte del ser humano.
Él
veía a la racionalidad como una fachada. Debajo de ella, somos una masa
de impulsos y contradicciones. Somos inescrutables para nosotros
mismos, incluso insumisos. Desde luego que Freud tiene sus defectos; un
oportunista intentando mantener una familia numerosa en Viena a fin del
siglo XIX, inventando una ciencia basada en conversaciones entre hombres
sobre las vidas de las mujeres. Pero mirad lo que nos ha enseñado:
narcisismo, represión, nostalgia. Cómo pasan desapercibidas las normas
patriarcales.
Observemos la política actual, ahora basada en “recuperar el control”. Freud nos advirtió que la nostalgia es anhelar algo que nunca se tuvo,
como una especie de melancolía. Como judío, su explicación de la
infancia es como la de cualquier extranjero que necesita integrarse.
El feminismo también es un movimiento que aborda el no tener permitido o
no tener la voluntad de integrarse a la sociedad patriarcal. Cualquiera
que lea el famoso caso de estudio de Freud sobre Dora
verá a una joven que no seguía las reglas del juego, que se negó a ser
un objeto de intercambio entre hombres poderosos, una joven que encontró
una voz. Ella es la pionera del movimiento #MeToo. Es Freud quien la da
voz a las cosas en las que preferiríamos no pensar: sexualidad
infantil, perversión, fetichismo y la violencia del amor.
Con todos sus puntos ciegos -no notó el antisemitismo surgiendo a su
alrededor, sino que temía ser atacado por la Iglesia Católica-, Freud
fue capaz de observar la sociedad burguesa y decir: lo que pensáis que
es racional, depende de impulsos que no podéis controlar completamente.
Él dijo que la mujer puede sentir envidia del poder de los hombres, si
no es de sus penes. Él dijo que los sueños importan, que los errores
importan, que todo importa.
Tanto los que defienden
que el Reino Unido permanezca en la UE como algunos demócratas
estadounidenses operan con la noción simplista de Marx de la falsa
consciencia. Ésta considera que con sólo tener acceso a la información
adecuada, la gente pensará de forma correcta. Momentum
quiere mostrar a la gente otro tipo de visión posible del socialismo, a
menudo alimentando una nueva sed de autoridad: una más amable y más
comedida. ¿Quizás Jeremy Corbyn?
En la base de todo
esto hay emociones, no posiciones de clase simplemente. Freud comprendió
esto, que lo que dejamos llegar a la consciencia es complejo. Él
exterioriza nuestro ser. Cuando he conocido políticos, a menudo me han
parecido las personas con menos auto-conocimiento que he conocido. ¿No
forma parte de un buen líder el analizar nuestros propios impulsos,
nuestro ego, nuestras neurosis cotidianas, nuestra capacidad de cambio,
para no repetir patrones del pasado, o al menos para reconocerlos? No,
claramente no.
El Freud gurú de auto-ayuda mató al
Freud revolucionario. Pero es un revolucionario, y debemos reivindicarlo
como tal. Yo he cambiado de opinión respecto a él porque hace que la
gente cambie. Vivimos en una época en la que ha vuelto la represión. Y
estamos hablando de cosas oscuras, muy oscuras. Si queremos una nueva
política, debemos analizar y cambiar nuestras mentes. Así comienza
todo"
Comencemos pues... la salud es un estado personal por el que trabajar...
Comentarios
Publicar un comentario