Hace tiempo que vengo observando en muchas personas como manejan el tema del dinero… y en tiempos de crisis, esto se hace notar más… al fin y al cabo, las crisis, siempre abren la posibilidad de más conciencia…
La manera dependiente de relacionarnos o lo que es lo mismo, los huecos inmaduros de nuestra persona, se dejan ver detrás de los movimientos y tipos de dinámicas que establecemos con el otro a través del dinero.
Las relaciones son el territorio donde nos movemos, por ello, “… en cómo las vivimos, en cómo nos conducimos, en lo que nos cuesta en ellas, en lo que ponemos en juego o en lo que no ponemos en juego, en lo que nos cuesta decir, en lo que nos cuesta dar o recibir... en donde se ponen de manifiesto las limitaciones, las dificultades y la neura de cada uno. La manera de relacionarnos con el resto de las personas evidencia cuál y cómo es nuestra relación con nosotros mismos”[1]
El dinero es un símbolo. Cada uno pone en ese símbolo algo de sí. Fundamentalmente de la experiencia de su propio valor. Es bueno hacerse le pregunta de ¿Qué es lo que estoy dando cuando doy dinero? ¿Qué es lo que espero recibir a cambio?. Siempre teniendo abierta la puerta del cuestionamiento a través de ver al dinero como un medio… ¿para que?
¿Cómo nace la dependencia?
La dependencia es una posición infantil (natural en las primeras etapas del desarrollo) en la que nuestras necesidades son satisfechas o frustradas por el otro. Coloco fuera la fuente de satisfacción/frustración. Por lo cual, el objeto de deseo/satisfacción percibido como objeto frustrante, da lugar a la rabia que me permitirá anular la conciencia de mi necesidad y dirigir el odio hacia el otro queriendo destruirlo. [2]
Entonces, destruyo dos cosas: la percepción de mi deseo y al otro. Cuando digo destruir, me refiero a las diferentes maneras que tenemos de borrar, despreciar, agredir al otro. De diferentes maneras y muy sutiles en la mayoría de los casos.
Algunos ejemplos: no teniendo sexo con mi pareja, tomando decisiones sin consultarle, evitando el contacto tierno, quedándome en silencio (el silencio es uno de los actos de violencia mas sutiles y mas contundentes), evitando tomar partido por cosas que atañen a mi lugar en la relación, exigiendo, despreciándome (el desprecio a uno mismo también es una agresión al otro, ya que es una forma de asegurarse que es el otro el que se esta “portando mal” y el que habla no tiene nada que ver en la situación)… y un largo etc. que podrá observarse en cada caso en particular.
Es importante tener presente que la dependencia siempre incluye un hueco en mí que estoy intentando que tú completes. Y si te necesito no puedo estar libre para quererte. Esto es: Si yo soy mi propio apoyo y responsable de mi mismo, estoy contigo porque te quiero y porque quiero. Si, en cambio, te necesito, estoy afirmando que yo no tengo suficiente autoapoyo, que no tengo recursos para responsabilizarme de mis necesidades por mi mismo y te necesito para poder ser una persona integra. Simbólicamente podemos llamar a esto “comer al otro”, ya que tú estás dentro mío para suplir mi vacío.
Esto nos vuelve al ciclo del resentimiento en donde el objeto de deseo se transforma en el objeto que hace evidente que yo no valgo y que no soy suficiente, con la consecuencia necesaria de destruirlo para poder a sentirme valioso.
El dinero es la energía del compromiso
Y cuando afirmo compromiso digo compromiso con uno mismo y con el otro dentro de la situación relacional en la que nos encontramos. El compromiso es entrega. Por eso el dinero y la sexualidad van muy emparentados… tomate un tiempo para observar como es tu manera de vincularte con el dinero y luego observa el modo de vincularte sexualmente… o al revés…
¿Cuánto estas comprometido contigo mismo?, es decir, ¿cuánto inviertes en ti mismo? Y ¿Cuánto estás comprometido con el proyecto común?. ¿Es en partes iguales lo que inviertes en ti y en la relación? ¿Si inviertes más en la relación… que esperas a cambio? Ya que la energía va a necesitar equilibrarse y vas a “coger lo tuyo”, aunque sea más resentimiento.
Hay casos en que ambos integrantes de la pareja no tienen un desarrollo individual e independiente de los espacios comunes (casa, hijos, paseos juntos, “todo” juntos). Es clínicamente probado que estas personas suelen tener muy baja autoestima y no invierten en si mismos. Esta co-dependencia termina generando un círculo de resentimiento y exigencia encubierta, y un sentimiento de insatisfacción constante. En el caso de que una de las partes quiera hacer algo por si mismo será vivenciado como riesgoso (y muchos integrante de parejas co-dependientes “eligen” no invertir en si mismos para no traicionar la relación). Así también, cuando una de las partes sea “mantenida”, vivirá la necesidad de “devolver” lo recibido y esto lo hará desde el resentimiento, por lo que volvemos al círculo de violencia encubierta.
Cada decisión tiene un precio. No hay buenas o malas decisiones. Hay decisiones tomadas desde la inconciencia o decisiones tomadas desde la libertad. Y la libertad de decisión la tenemos cuando podemos conocer: el qué, el cómo, el para que y las consecuencias de las acciones llevadas (o no) a cabo (el impacto que la acción tenga en mí, en el otro y en el entorno). Desde ahí podemos elegir responsablemente… asumiendo lo que nos toca.
¿Cuáles son las diferentes maneras de manipular con el dinero?
Siempre hay que observar la situación relacional de la que estamos hablando para poder reconocer los movimientos inconcientes que están sucediendo en la relación.
A modo de ejemplo algunas situaciones son:
* Si mi valía (dinero) la pongo a tu disposición, lo menos que espero a cambio es tu reconocimiento. Cada uno se siente reconocido frente al otro de diferentes formas, (que ni siquiera tenemos conciente) y utiliza diferentes actitudes y gestos inconcientes para obtenerlo. Si este reconocimiento no viene por parte del otro, me siento traicionado. Y te lo haré “pagar” con creces.
* Si soy la responsable de “mantener” económicamente la relación puedo tener la excusa perfecta para no implicarme emocionalmente (llevado al extremo, esto es lo que suceden en la prostitución. A pesar de que la sexualidad humana tiene un componente afectivo, el dinero sustituye al afecto en esa relación).
* Si percibo del otro que no se implica mas que económicamente en la relación, puedo generar dependencia para seguir “sintiendo” que está presente de alguna manera y evitar sentir el vacío que existe.
* Si necesito de ti para poder tener el sustento (apoyo) básico… es decir, “sin ti no puedo”, alimento una imagen de mi mismo de impotencia (no poder).
Cada rasgo de carácter tiene una manera diferente de relacionarse a través del dinero.
Los caracteres más dependientes (los que tengan mayor componente oral) tienen un enorme abanico de modalidades para perpetuar esa dependencia que los mantiene fijados en la carencia y el resentimiento.
Otros caracteres tienen más difícil el recibir. Esto es también impotencia, miedo y vergüenza.
El dinero y la relación que mantenemos con él, está íntimamente unido a la gestión de nuestras emociones.
Tanto el dinero como la prosperidad de una persona, reflejan una determinada actitud frente a la vida, y no se limita a una coyuntura o circunstancia azarosa o crítica en particular que puede sucedernos.
Para vivir armonicamente en nuestras relaciones, es importante re-ligarnos a nuestros valores, revisar creencias, sanar emociones atrapadas, y desarrollar nuestro verdadero Ser, ya que el valor no es por lo que uno tiene-no tiene, sino por el mero hecho de Ser Humano.
[1] Artículo de Yamila Yaquino: http://4existencias.blogspot.com/2008/11/el-dinero-en-nuestras-relaciones_13.html
[2] Para más información sobre las fases del desarrollo y las dinámicas emocionales que se suceden en cada una leer: “Ternura y agresividad. Carácter: Gestalt, bioenergética y eneagrama” de Juan José Albert de Editorial Mandala.
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